lunes, 6 de mayo de 2013

SI USTED NO QUIERE VOTAR, ¡POR LO QUE MÁS QUIERA, NO VOTE!

LOS PELIGROS DE LAS URNAS ELECTORALES



Nunca hemos estado bien seguros de cuál es la teoría más peligrosa: la que sostiene que para cualquier ciudadano el depositar su insignificante voto individual es una verdadera pérdida de tiempo; o aquella que mantiene que todo individuo, con motivo o sin él, debe emitir su voto, ya que este acto es de por sí trascendental y glorioso.

Instar a aquellos que no sienten la menor inclinación a votar, a acudir a las urnas y votar de cualquier manera, equivale a hacer mofa de uno de los derechos humanos más duramente conquistados. El ciudadano que necesita que se le diga que tiene el deber de votar, no está aún en aptitud de votar, ni mucho menos.

Desde luego, informémosle acerca de candidatos y programas políticos, y confiemos en que llegará a saber lo suficiente de unos y otros y a interesarse por ellos lo bastante para decidir, por propia y juiciosa voluntad, cuál es su deber. Mientras no haya alcanzado tal condicion, ¡Por Dios! Abstengámonos de llevarle a rastras, sin la preparación adecuada, falto de todo interés, a las urnas electorales.

Bien puede ser que el lema más necio que se haya acuñado nunca dentro de un sistema de gobierno responsable, es aquel que recomienda: Vota como quieras, ¡Pero Vota! Por nuestra parte proponemos que se le sustituya por el siguiente:


SI USTED NO QUIERE VOTAR, ¡POR LO QUE MÁS QUIERA, NO VOTE!

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