TOTONAKEANDO
Desde el Imperio del Totonacapan!!!
Por: Wanamá
Cuando niño fui violado por mi propia madre no una ni dos ni
tres veces, varias veces fui violado por mi madre pero también viví muchos,
muchos gratos momentos con ella… recuerdo cuando me correteaba allá por “la
tierrita”, (lo que ahora es parte de la Col. Antigua Aceitera), me correteaba
porque no dejaba que me inyectaran aquella solución, “puro aceite” (complejo
B), y aunque Doña Lupe, la de “El Corralón”, tenía buena mano, ah cómo dolía, y
cuando mi Jefecita no lograba alcanzarme, de inmediato la sentencia, “Pero haz
de regresar hijoelá…”
Cuando niños y ya no tan niños, Pepe me pegaba a mí, yo les
pegaba al Mono y a Chendo, Mono le pegaba a Chendo y éste, pos ya no encontraba
a quién pegarle porque era el más chico de los hermanos pero se desquitaba,
quién sabe cómo le hacía (de seguro mi Jefa se lo compraba), les digo que quién
sabe cómo le hacía pero él compraba el “Memín” y cuando lo leía lo escondía o
lo rompía con tal de no dejar que lo leyéramos nosotros, así se desquitaba… una
ocasión, ya no me acuerdo a quién de mis hermanos le pegué, mi Jefecita se dio cuenta,
se me viene encima, arranco a correr rumbo a la salida, alcanzo a llegar a la
puerta, la abro y… de repente sentí un golpe en la espalda, entre cuello y
espalda para ser más exactos, me detuve y volteé a ver con qué me había pegado
mi Jefa, con sus manos tenía la falda levantada hasta las rodillas… “Quiubo, Pensaste
que no te alcanzaba? Mi Jefa había levantado su pierna y con el pie me golpeó
entre cuello y espalda!!! Ella me llegaba al hombro, ya estaba yo un poco alto
y aún así alcanzó a golpearme con su pie… me reí y ella también.
Pero, me desvié de lo que quiero confesar, por primera vez
en mi vida lo voy a hacer…
Cuando niño fui violado por mi madre, no una ni dos ni tres
veces, muchas veces, y no sólo yo, también mis hermanos varones, todos fuimos
violados no una ni dos ni tres veces, muchas veces fuimos violados por nuestra
madre. Cuando de repente no podía “hacer del dos”, cuando de repente sufría de
estreñimiento, el remedio más eficaz que tenía mi Jefa era… una “lavativa”. Sí,
aquella solución que hacía con manzanilla y quién sabe que tantas yerbas que
ponía a hervir y dejaba que se entibiara y luego… sopas!!! Recuerdo la
maquiavélica sonrisa de mis hermanos cuando mi Jefa les pedía ayuda para
levantar el depósito que contenía el líquido (aunque cuando les tocaba a ellos,
yo también sonreía) y cuando mi Jefe o mi tío Camín me agarraban para que no me
moviera mientras mi Jefa me “violaba”, pero con ello, santo remedio, de repente,
adiós estreñimiento… y estoy seguro, segurísimo, que un gran porcentaje de los
varones nacidos en los 50’s y 60’s también fueron violados por su propia madre,
por nuestra “propia salud”, y no sólo en mi tierra, también aquí en Papantla….
Hasta la próxima… D.M.
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