viernes, 1 de julio de 2022

Nunca hay que perder la cabeza...

 

La Reflexión del Sapito

TOTONAKEANDO

Desde el Imperio del Totonacapan!



Por Wanamá

Cuando yo pisteaba acostumbraba hacerlo solo, sin ninguna compañía, entraba a una cantina, a un bar y me sentaba en la barra, a veces en una mesa alejada. Pedía mi cheve y me ponía a leer periódicos o a botanearme una sabrosa campechana, solo, siempre solo pero… en una ocasión llegó un conocido, me saludó y se sentó en mi mesa, mi cuate ya iba hasta atrás pero, bueno, accedí a que se sentara y otro pero… invitó a una joven mesera a que también se sentara, yo nunca lo hice, invitar a alguna joven, me cái, siempre pisteaba solo. Llegó un músico, guitarra en mano y aquél le empezó a dedicar canciones a su amiga, una tras otra, además de cheves, una tras otra también. Después de un buen rato de estar tocando y cantando, el músico dejó de hacerlo, le dijo a mi cuate que ya no le iba a seguir, que conocía a su familia, a sus suegros, a sus cuñados y cuñadas, a sus hijos, a su esposa… No sé qué estás haciendo aquí -le dijo- TIENES LO MEJOR EN TU CASA, no sé qué estás haciendo aquí –le repitió-, por respeto a tu familia, ya no te voy a cantar.

Y bueno, lo anterior me recordó a aquel sapito que se divertía saltando en medio de las vías del ferrocarril, tan distraído estaba que no se dio cuenta que pasaba un tren y muy apenas alcanzó a saltar pero… el tren le cortó las nalguitas y éstas quedaron brincando, solitas, en medio de las vías. El sapito se quedó viéndolas y esperó que pasara todo el tren, después de que pasó, el tren, el sapito se regresó por sus nalguitas, no se dio cuenta que venía otro tren y le mochó la cabeza… Reflexión: Nunca hay que perder la cabeza por unas… Tenemos lo mejor en casa…

Hasta la próxima, D.M.

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