viernes, 1 de febrero de 2019

-Quiubo, creías que no te alcanzaba?...


TOTONAKEANDO

-Quiubo, creías que no te alcanzaba?

Desde el Imperio del Totonacapan!!!

Por: Wanamá

Yo era, creo sigo siendo, la oveja negra de la familia Márquez Hernández. Hasta donde yo me acuerdo a mí fue al único que Doña Chelo le dio de cachetadas, aparte que a todos nos daba de nalgadas.

Ella, mi Jefa, era la que nos corregía a “mentadas” y buenas nalgadas porque mi Jefe nunca nos pegó, “no te fijaste” nos decía y era el único correctivo que nos ponía Don Chuy pero mi Jefa… cuidado.

En una ocasión le había yo pegado a uno de mis hermanos, no me acuerdo si al Mono o a Chendo pero mi Jefa se dio cuenta y antes de que me nalgueara corrí hacia la salida, apenas estaba abriendo la puerta cuando sentí un golpe en la espalda, casi en la nuca. Me volteé y vi a Doña Chelo con sus manos agarrándose la falda hasta las rodillas…

-Quiubo, creías que no te alcanzaba?

Levantando una de sus piernas mi Jefa me había pegado en la espalda, casi en la nuca, ya estaba yo un poco alto, crecí a “lo nopal” entre los 15 y 16 años, y sí, alcanzó a darme una “patada”…

La miré y me empecé a reír, ella también…

-Creías que no te alcanzaba… repitió sonriendo

Pero bueno, a pesar de todo, de ser la oveja negra, cada que cumplía años me despertaban mis Jefes con las mañanitas y no faltaban mi chocolate ni mi pastel pero…

El día que cumplí los 9 años, no hubo mañanitas ni pastel ni chocolate

Y ora apá? Le dije a Don Chuy… mis mañanitas, mi pastel, mi chocolate?

-Vente, vénganse, vamos a ver a su mamá, está en la clínica- nos apuró Don Chuy

Llegamos a la clínica de “María Berúmen”, allá por la Ramón Corona, rumbo a la estación y allí estaba Doña Chelo encamada y luego luego mi reclamo…

-Amá, mis mañanitas, mi pastel, mi chocolate?

-Aquí está tu regalo… me dijo mostrándome un pequeño bulto que tenía a su lado

-Noooo, yo quiero mis mañanitas, mi pastel, mi chocolate

Para no hacerla muy cansada, me convencieron, Doña Chelo y Don Chuy, que mi regalo de mi cumpleaños número 9, era ese bultito… mi hermana.

Tú fuiste mi regalo, carnala Kachito, cuando cumplí mis nueve años, el mejor regalo que pude tener, en aquellos años… después de mis mañanitas, mi pastel y mi chocolate.

Vayan estas líneas para desearte lo mejor cada, que Dios te colme de bendiciones y que sigas cumpliendo muchos, muchos años más… FELICIDADES CARNALA!!!

Hasta la próxima… D.M.

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