martes, 5 de junio de 2012

Tiempos difíciles... aunque no tengo más partido que el mío propio

De Política y Cosas Peores
Armando Fuentes Aguirre "Catón"


“Mi marido es ahora del sexo débil”. Así le dijo doña Macalota a una amiga. “¿Cómo? -se sorprendió ésta-. ¿Acaso cambió de género?”. “No -contestó doña Macalota-. Pero en cuestión de sexo ya no tiene fuerza”... Nunca en México ningún candidato presidencial ha recibido los ataques que está resintiendo Enrique Peña Nieto. Comparados con ellos los que afrontó López Obrador en la elección pasada son tortas y pan pintado, si me es permitido usar esa novísima expresión.

A las invectivas de sus opositores se han añadido ahora las que derivan de esa terrible y poderosa fuente, las redes sociales, que el equipo del candidato priísta no ha sabido usar en su beneficio, y ni siquiera contrarrestar. Hasta películas se filmaron con el exclusivo propósito de quitarle votos (“Colosio”; “La Cristiada”). Las izquierdas y las derechas parecen haberse unido en esas arremetidas contra Peña Nieto, pues los ataques que se le hacen provienen de ambos flancos. Creo que en el próximo debate el mexiquense deberá enfrentar por igual a las dos fuerzas.

Obviamente el único partido que obtiene beneficio de esta alianza tácita PAN-PRD es el de López Obrador, como lo muestra su ascenso en las encuestas y la caída de Josefina Vázquez Mota, uno de cuyos últimos slogans: “La mujer no se rinde”, tiene francos acentos ya de derrotismo. Sigo pensando que Calderón preferiría ceder la banda presidencial a AMLO antes que al candidato priísta.

Es natural: Desde su más temprana niñez el michoacano oyó decir en su casa que el PRI es el anticristo, y no quiere pasar a la historia como el hombre que dejó que los priístas volvieran a ocupar Los Pinos y el Palacio Nacional. Me temo que nos esperan tiempos muy difíciles si la elección no se decide en forma clara. Ningún problema tengo para imaginar a Peña Nieto reconociendo su derrota frente a López Obrador, pero la idea de que éste acepte con altura y dignidad haber perdido me parece cosa inimaginable, sobre todo ahora que cuenta con los estudiantes para tomar las calles. Peña Nieto dispone de la estructura priísta y el voto duro de su partido para ganar la elección, pero se le identifica con un pasado -y un presente- de corrupción y autoritarismo que sus propagandistas no han podido contrastar con evidencias claras de un PRI
nuevo que ha superado sus pasados vicios.

En cambio, los mayúsculos defectos y colosales yerros de López Obrador (él mismo con pasado priísta) parecen haber sido ya olvidados, y el que ayer fue un peligro para México es hoy rayito de esperanza a los ojos de quienes antes le temían. Yo me dedico al quehacer del veedor que mira las cosas y expresa su sentir acerca de ellas.

No tengo más partido que el mío propio. Por razón de mi oficio, sin embargo, tiendo al escepticismo, y me resulta difícil creer esa súbita conversión del dogmatismo mesiánico y el extremismo radical a la franciscana mansedumbre de la República Amorosa. Estamos en el trance de escoger
entre el probable regreso de vicios que ya hemos conocido o el eventual surgimiento de males que ahora ni siquiera podemos avizorar. Me inquieta, entonces, la posibilidad de que corramos la misma suerte de la sardina que cayó de la sartén al fuego. (Si me es permitido usar esa novísima expresión)...

El próximo viernes aparecerá aquí “El Chiste más Pelado en lo que Va del Año”. El Index de cuentos prohibidos señala con cuatro XXXX los más rojos. Pues bien: Éste aparece con cinco: XXXXX. Seguramente mis cuatro lectores no querrán perdérselo. Recordemos por último esta fantástica historia perteneciente a la guerra de Iraq. En el combate un obús le llevó las pompas a un soldado norteamericano.

El cirujano del batallón le trasplantó unas que habían pertenecido a un hombre de color, con tan buena fortuna que no hubo rechazo. (¿Quién rechaza unas pompas?). Pasó el tiempo, y un día el médico se topó con el soldado. Le preguntó cómo le estaba yendo con sus nuevas sentaderas. “Muy bien, doctor -contestó el mílite- Me siento muy a gusto con ellas, pues me siento muy a gusto con ellas. Eso sí, en el baño de vapor del club los amigos hacen chistes de dudoso gusto sobre mis pompas negras. No falta alguno que por curiosidad me las agarre. Incluso a veces hasta me las han pedido”. “¿Ah sí? -se inquieta el facultativo-. Y usted ¿qué hace ante esa atrevida solicitación?”. “Pues se las doy, doctor -responde el soldado con naturalidad-. Al cabo que ni mías son”...FIN.

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