GRATITUD
TOTONAKEANDO
Desde el Imperio del Totonacapan!!!
Por Wanamá
El día que esté vieja y ya no sea la
misma, ten paciencia y compréndeme.
Cuando derrame sobre mi camisa y
olvide atarme los zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las
mismas cosas.
Si cuando conversas conmigo, repito y
repito las mismas palabras que sabes de sobra cómo terminan, no me interrumpas
y escúchame.
Cuando eras un pequeño, para que
durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerraras
los ojitos.
Cuando estemos reunidos y sin querer
haga mis necesidades, no te avergüences y comprende que no tengo la culpa de
ello, pues ya no puedo controlarlas; piensa cuántas veces cuando niño te ayudé
y estuve paciente a tu lado esperando que terminaras lo que estabas haciendo.
No me reproches porque no quiero
bañarme; no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los
mil pretextos que inventaba para hacerte agradable tu aseo.
Acéptame y perdóname.
Cuando me veas inútil e ignorante
frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que
me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu risa burlona.
Acuérdate que yo fui quien te enseñó
tantas cosas. Comer, vestirte y tu educación para enfrentar la vida tan bien
como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.
Cuando en algún tiempo, mientras
conversamos, me llegue a olvidar de qué estábamos hablando, dame todo el tiempo
que sea necesario, hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te burles de
mí; tal vez no era importante lo que hablaba y me conforme con que me escuches
en ese momento.
Si alguna vez ya no quiero comer, no
me insistas. Sé cuánto puedo y cuándo no debo.
También comprende que con el tiempo ya
no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.
Cuando me fallen las piernas por estar
cansadas de andar, dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando
comenzaste a caminar con tus débiles piernas.
Por último, cuando algún día me oigas
decir que ya no quiero vivir y sólo quiero morir, no te enfades. Algún día
entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuánto te ame. Trata de
comprender que ya no vivo sino sobrevivo, y eso no es vivir.
Siempre quise lo mejor para ti y he
preparado los caminos que haz debido recorrer. Piensa entonces que con el paso
que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo,
pero siempre contigo.
No te sientas tiste o impotente por
verme como me ves. Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando
empezaste a vivir.
De la misma manera como te he
acompañado en tu sendero te ruego me acompañes a terminar el mío.
Dame amor y paciencia que te devolveré
GRATITUD y sonrisas, con el inmenso amor que tengo… por ti.
Hasta la próxima, DM
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